miércoles, 7 de junio de 2023

YA SÍ, INICIO REFLEXIONES PROFUNDAS

 No me cansaré de repetirlo: esto es un blog personal, lo escribo especialmente para mí. Por eso no me importan demasiado las visitas. Sí, es verdad que al fin y al cabo publico, saber que te pueden leer te puede hacer más creativo o cuidadoso. Pero yo lo que dirimo aquí son mis pensamientos, mi fe y mis propias convicciones.

     Si me he estado enredando últimamente con la Biblia es porque fue uno de los puntos que me hicieron declararme en su momento cristiano evangélico heterodoxo y renunciar a un sistema de creencias de inercia y valores argumentando que había varios motivos para ello, tras una experiencia personal más que comentada. Y varios de los motivos se referían a la Biblia, que está en la base, al menos supuestamente, de todo el aparato consciente e inconsciente de comportamientos, creencias, valores, etc. que yo sabía o descubría en mí, y que por supuesto me han condicionado en tantos y tantos aspectos de la vida y en decisiones y expectativas. Desde que se mencionaban axiomas y se daban por bíblicos costumbres, comportamientos e ideas que realmente no aparecían en la Biblia, como sus malas lecturas, malas interpretaciones, malas traducciones, sesgadas, parciales o interesadas, y darse cuenta de esto último lo acaba haciendo puras arenas movedizas, pues lo que hasta ahora vienes considerando como columnas sólidas se transforma en un terreno de absoluta indeterminación, dado que tú no controlas los textos más antiguos (que son copias de perdidos), ni sus idiomas, ni sus contextos en absoluto, por más años que estuvieras de cristiano, y tratar de abarcarlo es tarea imposible y ver cómo los especialistas de alto nivel se enfrentan y debaten en mil hipótesis ya es descorazonador. Por no hablar de la propaganda y la contrapropaganda. Y si quieres irte al lado contrario, al de la fe sencilla, pues bien, te puedes sostener en esa fe sencilla si te quedas en lo más general, pero eso se complica cuando te bombardean con mil mensajes, predicaciones y libros de cien mil aristas o aparecen situaciones o conflictos más concretos.  Y ahí me he metido, casi sin querer, la verdad. ¿Cómo sostenerte en una fe que te dicen que se basa en la traducción de las copias de un canon bíblico interpretado con determinado enfoque? ¿Es eso una fe responsable y seria, puedes tener esto de base de una fe en condiciones? Porque, además, aquí la fe condiciona toda tu vida. Pero, en fin, pasa igual con muchas ramas del saber, de la ciencia, de la educación y la filosofía, al final, en lo que hace a tu vida práctica, debes elegir.

     Todo lo que la mayoría de los cristianos asumimos respecto a la Biblia ya nos viene dado, generalmente en forma de lema y apoyado (la mayoría de las veces muy débilmente) en uno o varios versículos o pasajes... ya interpretados, y muchos de nosotros los hemos escuchado como verdades absolutas desde pequeños y repetidamente, como mantras. Y no creo que vaya por ahí la cosa. Si somos de los que nos interesamos un poco por el tema, leemos las introducciones a cada libro en nuestras Biblias de estudio y algunos se internan algo más leyendo libros de evangélicos o haciendo cursos de teología de tu denominación. Muchos son muy consistentes, pero te llevan por un cauce. Y vamos predispuestos. Ni siquiera te cuestionas lo que ahí mismo se dice, a lo que apunta. A nadie le inquieta, por ejemplo, la enorme distancia temporal desde los acontecimientos narrados en los Evangelios hasta la fecha de su redacción, siquiera supuesta, y cuando hablo de los Evangelios podría referirme a casi cualquier libro bíblico. Y si despiertas un poco a esto, apenas investigas un poco aquí y allá, aunque sea en internet, sin más pretensiones porque tienes un oficio y una familia y aficiones y vida y esto no es algo a lo que te vas a dedicar muy en profundo, y tienes 47 años y aunque tengas veinte o treinta menos no te va a dar la vida con eso ni quieres, y ya con lo poquito de aquí y allá se te van abriendo los ojos, y puede que ahora no sepas a dónde mirar. Como el niño que no termina de convencerse de la inexistencia de los Reyes Magos. Y así no se puede ir. Es demasiado importante para ir así, con temas como Dios, Jesús, la vida eterna, la base de tu moral y opiniones, la base de tus decisiones, de la educación de tus hijos tal vez, de la elección de pareja, etc., etc.

      Una vez más, repito: no pretendo demostrarte nada ni convencerte de nada. Con lo que dispongo, y sin buscar más, ya que he dejado apuntado últimamente muchas cosas, me quiero meter más en serio en esto. Para mí. Se trata de mi vida, al fin y al cabo. Y sin prisa. Como si tengo que ir punto a punto.

     Empiezo por lo que más me interesa: Jesús. Inevitablemente, esto me lleva a los Evangelios, los cuatro diferentes entre sí. Asumiendo la existencia de Jesús (porque si no, poco sentido tiene esto) y la del cristianismo, ambas existencias son previas a las de los Evangelios, que vienen incluso después de muchas Epístolas, si no todas. Pero la idea de Jesús, el relato evangélico, lo basamos en los Evangelios. Creo que hay que empezar por aquí, desde nuestro punto de vista de creyentes en la actualidad. Para nosotros están antes, en nuestra mente. Pero no lo olvidemos: Jesús, su obra y enseñanzas, y la iglesia, es previa a los Evangelios. Podemos observarlos con ojo crítico, y no hacernos los ciegos voluntarios a determinada información, básica, que aparece en nuestras propias Biblias de estudio o es sabido sin necesidad de profundizar demasiado. Podemos empezar a leer con otro enfoque. A ver qué leemos tratando de evitar condicionantes, dado que mi fe está en Cristo. Comenzaré por algunos hechos narrados del principio, a saber: la visita de los magos, Herodes, el lugar del nacimiento y la fecha, María y José y el inicio del ministerio, tal y como se narran. Como he dicho, poco a poco. El siguiente artículo se enfocará en los magos de Oriente. Los famosos Reyes Magos, la Navidad, el nacimiento. Y no sé cuándo, cuando pueda. 


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