SOLO UNA SEMILLA
Tu fidelidad es
grande,
tu fidelidad
incomparable es.
Nadie como tú,
bendito Dios,
grande es tu
fidelidad.
Dick Eastman dedica un capítulo de su estupendo libro La Universidad de la Palabra a la
fructificación del creyente. Al reflexionar sobre el crecimiento espiritual,
repasa uno a uno los frutos del Espíritu mencionados en Gálatas. Al llegar a la
fe, habla de la fidelidad (un espíritu fiel), por cuanto se trata de la
traducción de la palabra griega pistis,
y tiene ese sentido, el de fidelidad. Termina esta sección con dos párrafos de
colofón:

Se dice que como consecuencia de este
singular incidente, comenzó a propagarse un lento pero seguro despertamiento
espiritual. Cien años después, una floreciente misión con 15.000 conversos era
considerada como el resultado directo de la fidelidad de ese joven y esforzado
misionero a quien muchos calificaron de fracasado. George Smith vivió sólo lo
suficiente para ver una sola semilla que echaba raíces y crecía. Pero de esa
semilla de fidelidad se originó una cosecha casi sin precedente durante su
generación.
La idea de la semilla aparece muy bien expuesta en el estupendo libro El
Maestro de las Emociones, de Augusto Cury. Allí, observamos a Cristo
preocupado por sembrar semillas, que luego fructificarán en los corazones de la
buena tierra. No buscaba la espectacularidad de supuestos frutos inmediatos, sino
de sembrar semillas. Es imposible no acordarme a este respecto de la Iglesia de
Navalmoral de la Mata (Cáceres), de la que he hablado hace muy poco. No solo a
cuento de que una obra así no sea atractiva para un misionero que venga a
España, sino por las semillas que durante años, con paciencia y fe, se han ido
sembrando allí, ¡entre las cuales están aquellas más profundas de mi ser!
Aunque, a decir verdad, si observamos el proceder de Pablo en su obra
misionera, veremos que ponía especial cuidado en no interferir en las obras de
otros misioneros, un gesto, creemos, que sobrepasa la mera cortesía entre
hermanos; más bien tiene un sentido de eficacia espiritual, tanto a nivel de
predicación del Evangelio como de crecimiento de los conversos.
España tiene un
escaso número de cristianos evangélicos en relación con la población total, y
hay vastas zonas donde el campo evangelístico supone empezar de cero, ex nihilo. Se trata de un trabajo de
paciencia, duro, de testimonio de años, muy sacrificado, con la experiencia de
la soledad y la angustia garantizada. Extremadura es un buen ejemplo de esto.
¡Hay muchas almas que no han escuchado la exposición de las buenas nuevas
despojada de tradiciones y de la trivialidad de la que se reviste hoy en día en
nuestra sociedad!
Puede ser muy bello enviar a tu lugar de origen fotos de la
iglesia donde tú trabajas como misionero llena de hermanos y actividades. Especialmente si
procedes de EEUU o Hispanoamérica, donde hay iglesias de cientos de hermanos. En
España esto no va así, y si me parece muy bueno el apoyo que nuestros hermanos
misioneros aportan a iglesias ya establecidas (a riesgo de que se piense que
las almas convertidas de las fotos de las que hablamos son fruto del trabajo de
quien no lo realizó), lo cierto es que me sorprendo de que no exista demasiado
fervor por aparecer y predicar en lugares donde nunca se ha hecho. De sembrar
semillas en tierras aún no trabajadas. Aunque solo se convierta una persona,
como la mujer que ganó George Smith para Cristo.
Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario