miércoles, 31 de agosto de 2016

Fidelidad y amor




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JOSÉ ANTONIO Y CONSUELO,

Y LA IGLESIA EVANGÉLICA DE

NAVALMORAL DE LA MATA


Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
(Hebreos 6: 10)

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En 1975, un joven matrimonio sevillano se traslada a la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata. Con 23 años cada uno, llegan allí por motivos de trabajo, sin saber cuándo regresarán a la Sevilla que les vio marcharse. “Tal vez cinco años, quién sabe, solo Dios lo sabe”.
20614664354 061d177ab6     En todo caso, esta pareja era un tanto distinta a aquellas que iban llegando desde todos los puntos de España para trabajar en la Central Nuclear de Almaraz, y que se iban instalando en la localidad próxima de Navalmoral, sobre todo en el Poblado (de la CNA): ellos eran, son, cristianos evangélicos, y en ese 1975 se comprometieron a que, mientras estuvieran allí, darían testimonio del Evangelio y trabajarían por la obra de Dios. El primer testimonio, la primera obra en este pueblo extremeño, según declaran desde el principio desde la Iglesia de Hermanos de Plasencia, la más cercana. Y así nació la Iglesia Evangélica de Navalmoral de la Mata, en casa de Pepe y Chelo, en 1976, en su salón, en su salita, en su cocina, por testimonio de palabra y ejemplo directo a todos sus prójimos de alrededor.

27395960354 666d70ebd6     Navalmoral de la Mata, desde luego, no podrá decir nunca que les resultara indiferente a José Antonio y a Consuelo , quienes formaron su familia allí, cuyos cuatro hijos pasaron por el Colegio Público Campo Arañuelo y el ahora llamado IES Augustobriga (antes Instituto de Bachillerato Mixto de Navalmoral de la Mata). Una intensa Concejalía de Cultura y Festejos que vio inaugurarse la Casa de la Cultura y declararse el Carnaval moralo de interés turístico regional, y una Asociación, de dinámica actividad tanto social como cultural, especialmente del lado y a favor de las mujeres víctimas de la violencia machista, entre otras muchas actividades para los demás, para los moralos y para los ciudadanos de pueblos cercanos, es un primer respaldo, demasiado resumido, de nuestra afirmación. Pero además, y por encima de todo esto, una labor constante por la obra del Señor que comenzó con reuniones en su casa hasta la fundación oficial de la Iglesia Evangélica de Navalmoral de la Mata.
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     Me es fácil recordar todos y cada uno de los locales alquilados hasta la adquisición de la casita de la calle Pavía, el paso por el uso del salón de los Servicios Sociales los domingos (la iglesia estaba creciendo), el local de dos plantas que tanta ilusión produjo pero que vio partirse la iglesia en una lamentable división de la que no hablaré aquí, y su posterior pervivencia hasta el día de hoy, 41 años después de sus inicios. También puedo recordar sin mucha dificultad campañas de evangelización, muchas visitas a unos y a otros, preocupaciones, oraciones, muchísimo tiempo invertido llorando con otros, llevando a personas a centros de rehabilitación de toxicómanos, cenas tardías por la espera en atención a otras personas, y mucha gente comiendo y durmiendo en nuestra casa. Y me resulta bien sencillo evocar en mi mente a los que asistieron en sucesivas etapas y a los que se bautizaron y llegaron a ser miembros: los que fallecieron y están con el Señor, los que se marcharon por traslado y circunstancias de la vida que cumplieron una etapa con nosotros, los que pasaban por allí, los que se fueron, fueron, y los que sencillamente dejaron de asistir.     

     Como una pequeña llama de fidelidad, sobre inmensos rescoldos de un amor puesto a prueba en tantas ocasiones, persiste ese testimonio sincero en la pionera Iglesia Evangélica de Navalmoral de la Mata, en los pocos miembros que componen hoy esta obra tan grande que Dios ha querido desarrollar allí, aquí, en este pueblo del noreste de Cáceres, tan cerca de todo, de Madrid, de Talavera de la Reina, de Plasencia, de Toledo, de Ávila, y tan lejos de Sevilla, tan lejos de tantas otras cosas ...

     ¿Hasta cuándo? Una iglesia así, hasta hace muy poquito de la FIEIDE, no es muy tentadora, tal vez, para algún misionero que quisiera hacerse cargo de ella, ministrar a los santos que quedan allí y tomar el relevo de la predicación del bendito mensaje de salvación a los que no han rendido sus almas a Cristo y de la sana doctrina a los creyentes. Bueno, no soy nadie para juzgar esto: sencillamente habrá que pensar que nadie ha sentido ese llamado del Señor, quien es el que da y el que quita, el que hace crecer la semilla con independencia de quien siembra y de quien siega.

     Pensando que quizás por cinco, diez años, hace cuarenta y uno que dos hijos de Dios mantienen sin fisuras el compromiso que decidieron adquirir en 1975.




¡Muchas gracias, Señor, por ellos!

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Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

jueves, 25 de agosto de 2016

BREVE PENSAMIENTO


Jesús dormido en la barca, despierto en Getsemaní. Justo al contrario que sus discípulos. ¡Vaya contraste!


No debía ser pequeña la tormenta, cuando unos marineros tan experimentados pensaban que iban a perecer. ¡Y Jesús dormía! Cuando le despertaron, calmó la tempestad.

     Las tremendas tormentas que se abalanzan sobre nosotros en esta vida pueden ser terribles, pero podemos confiar. Y si tambaleamos en nuestra fe, despertemos a Jesús. Oremos. Él vela por nosotros.

     Si tienes hijos pequeños, seguro que te has ocupado de cosas que en realidad son nimias pero que a ellos les han atemorizado. Y les has consolado. Así Él con nosotros. Aunque no deberíamos temer tanto estas tempestades: ¡el Señor va en nuestra barca!

Era inmensa la lucha en Getsemaní. ¡Durísima! Y esto no fue una tormenta en alta mar, esto era una pelea de orden espiritual que tenía, y tiene, unas implicaciones cruciales para la Humanidad. Jesús no dormía. Oraba, toda la noche, con angustia, y necesitaba la compañía de los suyos.

     Se llevó a sus más íntimos. Y por tres veces fueron incapaces de mantenerse despiertos. Imposible. La situación les superó. No entendían muchas cosas. La tristeza les embargó en grado máximo. No fue un sueño de confianza, como la de su Maestro en la barca, fue un rendimiento ante un excesivo estrés.

     ¿Nosotros vemos esos momentos que requieren que velemos, que oremos, que nos impliquemos con todo nuestro ser en asuntos más importantes que aquellos que se ven con los ojos?

Texto: José Alfonso Bolaños Luque

miércoles, 24 de agosto de 2016

PENSAMIENTOS A RAÍZ DE MIS ESTUDIOS DE SUMER (II)

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COSMOVISIÓN, CONDUCTA Y VALORES VITALES

¿Enkidu o Adán?


5801115272 9d83fee920Enkidu, ser primordial de la mitología sumeria (de la ciudad de Uruk), pierde su fuerza e inocencia al abandonarse a la lujuria en brazos de Shamhat (1), que en sí misma es una trampa sexual puesta allí por Gilgamesh. De hecho, esta prostituta ritual es puesta en ese sitio concreto del bosque específicamente por un trampero.
     Se trata de un testimonio muy temprano de muchos tópicos literarios (locus amoenus, edad dorada, beatus ille, ...). La idea del mito en esta parte es que al practicar el sexo (más que puro, duro), Enkidu deja de ser primordial. Por un lado, pierde su inocencia, su nobleza de corazón, su infancia prolongada, por lo que la naturaleza a partir de ahí ya no le reconoce y los animales, que eran hasta entonces sus compañeros y amigos, huyen de él. Pero, por otra parte, esta forma de practicar el sexo es explícitamente expuesto como una forma de crecer en conocimiento, de madurar. Shamhat, no en balde, es una prostituta sagrada y, por tanto, sacerdotisa también. Este concepto lo vemos aquí en Sumer y en otras culturas politeístas, de la que no escapa la griega, como sabemos. Muchas veces encontramos la renuncia a las pasiones e incluso necesidades como una vía de conocimiento, de crecimiento, como en el estoicismo, por ejemplo, pero asimismo aparece lo contrario: el exceso y la entrega a esas pasiones vistas del mismo modo, como se adoraba al dios Baco. En la religión hindú es igual; no en balde el Kamasutra no deja de ser un libro religioso. Este concepto aparece de nuevo en la cultura occidental moderna, revestida de un ateísmo-agnosticismo tendente a admitir vías de "enriquecimiento personal" de corte oriental, como vemos reflejado, por ejemplo, en la obra de Hermann Hesse, en su Siddharta, en concreto en la parte donde aparece el personaje de Kamala.
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5194387101 82be84b6a5     En el Antiguo Testamento lo encontramos también en Canaán, en los pueblos que habitaban la Tierra Prometida antes de su conquista, y no precisamente en pueblos lingüística, cultural y étnicamente alejados de los hebreos. El Moab, primo de Israel, de Balac y Balaam, lo practicaba, y las moabitas tientan al pueblo de Israel, que había ocupado su tierra, con este, para nosotros, desenfreno sexual, o desinhibición, en Bet-peor, cuando moraban en Sitim, que se relata en Números (cap. 25) y que es del todo reprobado por Dios, con nefastas y sangrientas consecuencias para quienes sucumbieron a estas prácticas.
      Por dos motivos: el primero, porque era un rito en honor de un ídolo, no un acto "puro" de libertinaje - aquí, las hijas de Moab no dejan de ser sacerdotisas oficiando a un dios ajeno a  ellos. Es un acto cargado de significado religioso, es una práctica idolátrica. El disfrute del sexo libre, de una orgía, no deja de ser el "cebo" (el "reforzamiento", diría un psicólogo), la "recompensa" superficial y carnal para, en el fondo, estar practicando un "sacrificio" a un dios concreto. Este es el mismo reparo, en parte, de los cristianos que no comían de lo sacrificado a los ídolos (2) y, en definitiva, los fastos contrarreformistas en Semana Santa y, sobre todo, las romerías para muchas personas, son un cierto reflejo de esto, en el sentido de la contradicción que conlleva la mezcla de sexo ilícito con una peregrinación en honor de una Virgen o un Santo. En Yerma, de Federico García Lorca, se observa esta realidad aún hoy persistente en nuestro querido país.
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     El segundo motivo, porque no era más que una manera de integrar a los israelitas con los moabitas, al participar todos de una misma fiesta (3) que supone unirse carnalmente a las hijas de Moab. A corto plazo, estos israelitas disfrutaron del sexo con ellas, pero ya un príncipe hebreo de la tribu de Simeón, Zimri hijo de Salu, se había traído como esposa a una princesa madianita, Cozbi hija de Zur. Con respecto al medio y largo plazo, Israel estaba allí para conquistar aquella tierra con unas instrucciones muy claras. El rey de Moab, Balac, lo sabía bien y buscaba la maldición del pueblo de Dios. Lo siguiente: la "convivencia", la disolución (una integración que habría de engullirlos, como más adelante veremos en toda la historia de Israel).

4470805812 72d19f9687     En el Gilgamesh, lo salvaje es el estado inocente y primordial de Enkidu. Lo maduro, la sociedad urbana de Uruk, que proporciona caminos de conocimiento, entre los que se incluye este sexo ritual. Pero Shamhat no es Eva. No hay unión mental, emocional y espiritual entre Enkidu y Shamhat, entre el hombre y la mujer, en este relato. El sexo que practican sí que nos parece salvaje: es explícito, impersonal y directo; instintivo, animal, pornográfico. Y no se nos oculta que se trata de una treta (4), una trampa, una estratagema bien pensada, cuya finalidad no es la madurez de Enkidu, sino su corrupción, que es la visión del pecado entrando en la Humanidad, en cierto modo.


29123759761 99fae0ca57     A esta visión se opondrá la de los patriarcas bíblicos, que salen de allí (Abraham de Ur), con otra moral bien distinta. La madurez es un concepto que se dirime en otros términos , y la honradez y el crecimiento del alma y la mente también.
     Ambos conceptos, ambas morales, conviven en nuestra sociedad, y están, muchas veces, de sustrato inconsciente de muchos parámetros, criterios y reacciones y comportamientos que poco parecería que tuvieran que ver con la religión y su práctica, con una moral concreta y bien definida. Y se produce el choque, por ejemplo, con el concepto de la virginidad y el matrimonio entre los jóvenes. Pero no es solo que un joven creyente se someta a la mofa de aquellos que piensan que es normal "saber qué es una mujer" de tipo Shamhat (a ellos les parece natural, lógico, necesario para transformarse en adulto), sino por la falsa sensación de que hay que salvaguardar la inocencia de Enkidu contra la tentación, reprimiendo unos impulsos bastante difíciles de controlar. Y es que tanto Shamhat como Enkidu pertenecen a otra moral, otra cultura, otra cosmovisión, otra forma de interpretar el mundo y su realidad: es otro relato. Entrar en ese juego es peligroso. Y es que muchos de nuestros coetáneos tienen ya mezclados ambos conceptos, y sale de ahí un sincretismo mental y comportamental bastante detestable e incoherente, capaz de enojarse por ciertos conceptos de honradez y religiosidad admitiendo a un tiempo actitudes y actos que su propia religiosidad debería excluir tajantemente: quedan restos de aquí y de allá, recuperados de diversos naufragios culturales y filosóficos, unidos frágilmente en un collage insano que no forma un objeto estable sino amorfo.

26117629430 893f4f60b8     Tenlo muy claro. No somos Enkidu tentados por Shamhat, como no somos niños intentando demostrar que los Reyes Magos no son los padres. Porque eso es ya una forma de reconocer que nos autoengañamos, que no hemos "despertado" a su "verdad". Más bien deberíamos luchar por conservar nuestra forma de ver las cosas, nuestro rasero, nuestras unidades de medida, como Abraham, y crecer por ese camino, camino de verdad, aun estando en el mundo, como Abraham y su gente salieron con sus ideas bien claras de Ur, y manejándose en sus propios términos, aún sin Ley.

NOTAS:

(1) Recuerda esto un poco de soslayo a la historia de Sansón, aunque muy por encima. Este pierde su fuerza al serle cortado el pelo, cuestión bastante significativa en esta tímida analogía.
(2) Este escrúpulo sería el caso contrario; en todo caso, si afectaba a la conciencia, de uno mismo o de otros, mejor no comer, según Pablo, más que nada por testimonio y por amor al más débil de conciencia. Esta analogía se aparta un tanto de nuestro discurso, realmente, como la anterior sobre Sansón, y espero que no se malinterprete ni despiste a nuestros lectores.
(3) Si uno va leyendo el Antiguo Testamento por orden, tras pasar por Levítico y gran parte de Números, es desalentador este pasaje, después de haber dedicado tantas páginas a las fiestas santas que los israelitas, y los extranjeros que morasen con ellos, debían guardar.
(4) Valga la paronomasia.

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

Aunque aquí no se ha transcrito ningún pasaje de la Biblia, solo se han dado referencias a capítulos y versículos, la Biblia que manejo es siempre la de Reina 1960. Y el Gilgamesh que leo es el de Stephen Mitchell.


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domingo, 14 de agosto de 2016

De la resurrección de Jesús

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CRISTO, CORDERO Y SACERDOTE



Las palabras de Jesús acerca de su resurrección antes de subir a Jerusalén son tan chocantes, que sus discípulos no tuvieron opción de olvidarlas.
3358293956 4e29a96b2c     Su Señor les dijo, profetizando sobre sí mismo, que moriría en cruz y resucitaría. Esto solo puede decirlo un loco, o alguien que sabía que iba a suceder. Y el que escuchase en primera persona esta afirmación que había de cumplirse de manera inminente, tenía fácil resolución: solo había que esperar a verlo.
     En todas las épocas ha sucedido que un ser humano carismático es capaz de tener seguidores  dispuestos a todo, incluso a suicidarse. En la época de Jesús existían, y en la nuestra también.
     Muchos de estos líderes ponen fechas: para el fin del mundo, para que aparezca un ovni, ... Pero después no se cumple. El mundo lo ve y se burla, los seguidores se van arruinados y decepcionados.
     ¿Cómo procesarían estas palabras unos discípulos que tanto habían visto hacer a su Maestro? Y, entre sus muchos milagros, también el de resucitar a otros.
     Observaron cómo se cumplía la primera parte de la profecía: sobrevino el desconcierto y la duda. Siguieron juntos: "¿qué queda ahora de todo?" Siguieron juntos.
     Cristo es, a la vez, el Sumo Sacerdote y la víctima. Él entrega el sacrificio sin defecto (se entregó a sí mismo) y es el sacrificio. Él, como víctima, debe morir y derramar su sangre, y así fue. Pero, para saber que el sacrificio ha sido acepto, el Sumo Sacerdote debe salir vivo del lugar santísimo: y Cristo, nuestro sumo sacerdote, salió vivo al resucitar - ¡es la garantía de que Dios ha aceptado el sacrificio! Y, por tanto, de que estamos reconciliados, de que somos salvos por Él. Sin la resurrección de Cristo el cristianismo carece de sentido, como bien apuntó y dejó escrito algún hombre.

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Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com


Del "Libro de los Entretenimientos"

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TIPOS DE FARISEOS

(TIPOS DE RELIGIOSOS)


Encontramos en El Libro de los Entretenimientos (Editora Nacional, Madrid, 1983), de Yosef ben Meir ben Zabarra, autor judeo-español, el siguiente fragmento sobre tipos de fariseos:

Era uno de los fariseos que comía el pan del duelo y bebía el vino de los multados, que robaba los corazones de los hombres. Como un fariseo del tipo "sikemita" que actúa según la historia de Sikem, que circuncidaron la carne de sus prepucios no para gloria del Creador sino por amor a
Hămor y Sikem. Como un fariseo de tipo "niqpî", que se golpea los pies y dice a la gente: "no puedo permanecer ni caminar sobre mis pies porque me fatigué al ir a un lugar lejano para comprar el limón y la palma o para bendecir una circuncisión o una boda". Como un fariseo de tipo "qîz’aî", como un fariseo que se humilla o como otros fariseos que alejan sus corazones del bien y se adhieren al mal.
Es un texto, desde luego, que suscita muchos pensamientos y analogías, aunque yo sugeriría que nos examinásemos a nosotros mismos antes de ver la paja en el ojo ajeno, y reflexionemos por un momento qué hay de sincero y qué de salvaguarda de imagen proyectada a otros en nuestros actos y comportamientos relacionados con nuestra fe. Es decir, que observemos con severidad nuestras motivaciones y el objetivo que persiguen nuestros pasos. Muchos pasajes, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, podrían relacionarse con este fragmento. Aquí os dejo algunos, muy célebres, por otro lado.
Oseas 6: 6
Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

Marcos 12: 33
... y amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.

Isaías 1: 11-17
¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

Santiago 1: 19-27
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
     Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Mateo 6: 1-8

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
     Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Mateo 15: 7-9
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:

Este pueblo de labios me honra; 
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, 
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imagen: http://photopin.com



sábado, 13 de agosto de 2016

BREVE PENSAMIENTO


Cuando algo inmensamente grande acaba por entrar en algo más pequeño, al final este acaba en aquel. Si Cristo entra EN tu vida, en tu corazón, debería suceder que al final tú acabes viviendo en Él, y no en ti mismo.

Podrías leer, si quieres, Lucas 9: 24.

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Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imagen: http://photopin.com

domingo, 7 de agosto de 2016

La restauración es posible, una experiencia de confianza


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LA TRISTEZA DE DECEPCIONAR

El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Proverbios 28:13

Es sorprendente el liderazgo seguro, el poder y la confianza de Pedro en el principio de Hechos de los Apóstoles. De palabra y en actos. No solo ante el pueblo, sino incluso ante los gobernantes este pescador galileo es capaz de decir cosas así, en Hechos 4:


8. Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9. Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
10. sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Aparte del Evangelio resumido en ese potente versículo 12, y de maravillarnos con el contenido de su discurso y del valor de Pedro al dirigirse así a estos gobernantes, no puedo dejar de pensar que hacía bien poco que Pedro había negado por tres veces a Jesús y había llorado amargamente por ello. Es cierto que luego Jesús resucitado estuvo con él y le encomendó una gran misión, que desde luego lleva a cabo, pero por un tiempo no pude dejar de pensar en que a mí mismo, y sin querer compararme con él en absoluto, esa negación y ese llanto me habrían hundido emocionalmente; pensaría siempre muy mal de mí, sintiéndome indigno. Obviamente, esta experiencia sería inolvidable para Simón, pero lo que quiero decir es que yo, en algo así, y de muchísimo menos rango, me sentiría tan abrumado que me autoanularía para servir a Dios, por el sentimiento de culpa e indignidad. ¿No es esto contraproducente? ¿Lo has sentido alguna vez, o incluso eres propenso a ello como yo? ¿Seríamos capaces, sabiéndonos perdonados, de volver con energía y gozo a la tarea que Dios nos encomienda, o nos autoanulamos, nos bloqueamos y nos quedamos en parálisis?

     Causar tristeza causa tristeza, si te reprenden otros o tu misma conciencia. La decepción a otros se transforma, como por rebote, en una tremenda decepción con uno mismo que a la postre puede resultar una losa en el corazón, y provocar diferentes reacciones.
28414047644 f80b3d60f0     Cuando somos conscientes de que hemos cometido un acto puntual que daña a otros, o bien que tenemos una actitud reprensible o cultivamos un hábito nocivo o tóxico, el hecho de darnos cuenta de ello (algo muy importante, por cierto), moviliza a nuestra conciencia, que da la voz de alarma para que se articulen mecanismos de cambio.
     La CONCIENCIA no es un sentimiento, pero tiene vinculados algunos, uno de los cuales es aquel que la Psicología llama DISONANCIA COGNITIVA. Se trata de una sensación bastante desagradable fruto de la incoherencia, un choque contradictorio, generalmente entre lo que pensamos y lo que hacemos. Esto se ilustra fácilmente en, por ejemplo, la persona que sabe que fumar es malo y fuma, o el que está con sobrepeso, se pone a dieta y se come un pastel. En esos casos, como en muchos otros, algo en nuestro ser nos incomoda: estamos siendo incoherentes entre lo que sabemos o creemos y lo que hacemos, y eso parece ser un problema. También aparece la disonancia cognitiva si albergamos dos pensamientos o convicciones que se oponen, como estar en contra del negocio del fútbol y ser socio y seguidor radical de un equipo, pongamos por caso. En Corinto a algunos hermanos les pasaba esto con respecto a comer carne sacrificada a los ídolos. Y asimismo puede aparecer este sentimiento de incoherencia entre un pensamiento con sus actos consecuentes y un parámetro o norma que deseamos seguir.
     Igual que el miedo, la disonancia cognitiva aparece y nos resulta desagradable para que nos movilicemos de modo que desaparezca, y así nos quedemos tranquilos. En ese caso, hay varias maneras de arreglar este problema de la disonancia cognitiva, de hacer que desaparezca. Una de ellas, en general la más fácil y en muchas ocasiones la más acertada, es modificar el pensamiento para justificar el acto, dejándolo de considerar malo o contradictorio. Entonces es cuando, pongamos por caso, el fumador se convence a sí mismo de que fumar no es malo, e incluso de que tiene ventajas: calma los nervios, hace que piense mejor o cosas por el estilo. En este caso del fumador, vemos que haciendo esto se arregla su disonancia cognitiva... ¡pero no su problema real! Porque fumar sigue siendo perjudicial, piense lo que piense. Muchas veces los psicólogos nos van a aconsejar obrar así, y tendrán razón. Especialmente cuando se trata de cosas muy subjetivas, nimias y obsesivas. Por ejemplo, si me produce gran inquietud no haber dedicado una o dos horas a la lectura y se me pasa un día y otro sin leer ningún libro, y eso me produce ansiedad, probablemente lo mejor sea asumir que el día a día no me permite ese nivel de lectura y que ya tendré ocasión de leer en otro periodo; o no haber llamado por teléfono a alguien, o no tener la casa limpia hasta el último rincón, ... Cosas así. A veces a los creyentes nos cuesta disfrutar de un estupendo domingo en el que, por algún motivo, no hemos ido a la iglesia. Y, al final, ni hemos asistido a la reunión, ni hemos disfrutado del domingo. Y Dios tiene unas normas muy estrictas que deben obedecerse y respetarse con temor, pero al mismo tiempo nos conoce y tiene en cuenta nuestras circunstancias humanas. El ejemplo claro de esto está en Levítico 10. Aquí, Nadab y Abiú, hijos de Aarón, pagaron con su vida el ofrecer a Dios un incienso de una composición distinta a la que Él acababa de establecer. La norma era clara y, al transgredirse, un fuego los consumió de inmediato. Este error tal vez pueda haberse debido a que estaban ebrios (cf. Lv. 10: 8-11). En todo caso, lo que se resalta aquí es que las cosas dichas directamente por Dios deben respetarse y mucho más si uno ha sido constituido sacerdote o ministro suyo. Tenemos más ejemplos de este tipo, como el que murió ipso facto por tocar el arca o aquel al que apedrearon por recoger leña en día de reposo. Pero, al mismo tiempo, en este mismo capítulo de Levítico 10 vemos cómo el mismo Aarón vuelve a transgredir una norma directa de parte de Dios (la ley de comer cosas santas). Aarón no comió como debía, y Moisés se enojó mucho con él, como es lógico. Pero Aarón a continuación argumenta: es verdad, hemos ofrecido expiación y holocausto, pero yo he perdido a dos de mis hijos, ¿le agradará a Dios que coma así, con esta pena? (parafraseo el v. 19). Y Moisés se dio por satisfecho de esta respuesta. Y nada le pasó a Aarón. En el Nuevo Testamento tenemos el correlato claro en boca de Jesús, en respuesta a aquellos que se escandalizaban de que sus discípulos hicieran cosas muy justificadas en día de reposo (Mt. 12: 1-8). No nos confundamos: Dios es un Dios que debe ser temido en gran manera, y es un Dios de orden, pero no es un Dios que no se pueda compadecer de nosotros, ni es un Dios de dogmas fríos y aplicables de manera automática. Hasta la propia Palabra de Dios puede usarse para hacer el mal, mucho cuidado. No me extiendo más con esta digresión, ya hablaremos de esto en otra ocasión; volvamos a nuestro tema principal, la disonancia cognitiva.
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     Es cierto, a veces modificar el pensamiento es la opción más sana. ¡Cuánto le costó a Pedro comer alimentos declarados inmundos, entrar en casa de Cornelio! Dios le tuvo que preparar previamente, trabajando su conciencia, sus creencias, su pensamiento, no solo para que pudiera predicar en casa de este gentil, sino para que después no se sintiera mal por ello. Pedro se defenderá muy bien, y muy tranquilo, cuando otros hermanos judíos le pidan explicación por ello. Pero en muchas otras ocasiones esta solución no será más que una excusa: elimina el sentimiento pero no arregla el problema. Y puede tener consecuencias muy graves, por más que uno no se sienta mal por ello. Por ejemplo, qué sé yo, que un cristiano justifique el adulterio, o el homicidio, manejando incluso la Biblia a su antojo. Si el pensamiento es cierto, si la convicción que se opone al acto es verdadera, hay que modificar la conducta, y esto es algo más difícil. Otra cosa sería hipocresía. Esto, si el acto es un hábito y debe rectificarse (el Señor nos perdona, nos restaura y nos reencauza, nos hace caminar por sus sendas, y esto es incluso un motivo de oración, algo que le podemos pedir, como el salmista pedía para sí mismo, o el Señor Jesús para sus discípulos). Si se trata de un acto puntual, el hecho no tiene arreglo pero aún quedan cosas por hacer. La más importante es gestionar el otro sentimiento que aparece ahora, también muy vinculado a la conciencia: la CULPA.
     Una pregunta crucial aquí es: ¿sabemos gestionar la culpa? No debemos ni poner en los altares ni demonizar o negar ningún sentimiento o emoción; las emociones están puestas en nosotros por Dios como nos ha puesto pulmones o brazos, hormonas y glándulas: para que cumplan su función.
     La culpa es un sentimiento necesario si su origen es justo y proporcionado, y su finalidad es encaminarnos al ARREPENTIMIENTO; la culpa se vincula al darnos cuenta de nuestro error, y el arrepentimiento es reconocerlo como tal y decidir rectificar, cambiar, no volverlo a hacer o hacerlo de otra manera. Y el arrepentimiento, por último, debe dar frutos, debe materializarse en acciones bien enfocadas.
     Debido al abuso incriminatorio de la culpa que algunos han practicado para sí mismos (Pr. 11: 17) y para los demás, culpa es hoy en día palabra tabú, e incluso se le niega validez al concepto. Y algo hay de cierto ahí: cuidado con dejar que la culpa nos consuma e inutilice, cuidado con machacar a otros pulsando sus sentimientos de culpa (ya sabemos quién es el Acusador, no nos parezcamos a ese). Pero cuidado también con negarla. Negar el sentimiento de culpa es como negar el miedo; el exceso de miedo, que nos pone en estado de alerta, produce estrés y en nuestra sociedad, en la que se carece de los peligros de antaño, ese estado de alerta constante es nocivo. Pero eso no significa que no deba subirnos la adrenalina en determinadas ocasiones. Seríamos unos inconscientes si eliminásemos de nosotros el sentimiento de miedo. Pues con la culpa es igual.


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     Gestionemos la culpa de manera sana: como guía al arrepentimiento sincero y activo, no como un hundimiento emocional que nos lleve a la frustración, la depresión y la atadura de manos. Y esto es algo en lo que los creyentes debemos poner cuidado. Que esto es así lo vemos muy claro en el siguiente pasaje de 2ª Co. 2: 5-11, especialmente en el v. 11, que resalto:



Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
    
     Ya hemos visto a Pablo en 1ª de Corintios dar instrucciones muy tajantes de la actitud de rechazo que deben tomar los creyentes ante algunos de mal proceder y testimonio. Aquí tenemos el caso de un cristiano que "ha causado tristeza a Pablo" por este motivo. Y este cristiano, según instrucciones paulinas, ha recibido el rechazo de sus hermanos. Esto no se hace para que se sienta mal y se hunda o se aleje, esto se hace para dejarle claro a él y al resto que observa que su comportamiento está lejos de la voluntad de Dios y que ellos, como creyentes, no pueden compartirlo ni, de momento, seguir en su compañía o darle credibilidad. Es, al contrario, una medida de amor, pues se le da la oportunidad a esta persona de DARSE CUENTA: sentir culpa, arrepentirse, pedir perdón y cambiar de proceder.  Una vez que sucede esto, si Dios le ha perdonado y él, incluso, ha rectificado, ¿quiénes somos nosotros para no perdonarle del todo, para seguir siendo severos con él, para seguir rechazándole? No. Ahora toca otra cosa. Toca perdonar y toca, atención, consolar, pues quien causó tristeza al principio ahora la siente. Persistir en su rechazo, en hacerle el vacío, en tener malos gestos, reprocharle o ignorarle no tiene más sentido una vez que consigue lo que pretende: es contraproducente, es hacerle el juego al mismísimo diablo. Dios nos perdona setenta veces siete. ¿No es increíble? Esto no significa tolerarlo todo. Al contrario. Mal favor le haríamos a aquel que entiende mal o se desvía y desvía a otros en lo que claramente enseña la Palabra si no se lo advertimos y, desde luego, mal iríamos si le seguimos el juego. Pero el Señor también desea la restauración de aquel que ha transgredido y, dejándole hundido en la tristeza de su error, desde luego no mostramos para nada ser ni una pizca parecidos al propio Señor, perdonador y misericordioso, que cuando perdona, perdona, y se olvida de nuestros pecados pasados.
     Es curioso y muy desagradable observar cómo algunos toman la figura de Pablo y la reducen a dogmático implacable, por contraste con la figura más amable del propio Señor Jesús, bien para tirar en contra de sus enseñanzas, bien para tomarle como falso ejemplo del fundamentalismo pseudocristiano. ¡Pablo, aquel que dijo que por encima de cualquier cosa está el amor! Hay que leerlo todo, verlo todo. En 2ª  de Tesalonicenses 3: 14, 15 tenemos otro ejemplo de su "dureza amorosa" y, si sus instrucciones son muy claras y contundentes en un sentido, también lo son en el otro cuando es su momento. Aquí se está refiriendo a cristianos que, en lugar de trabajar para ganarse el pan y dar buen testimonio a la sociedad, viven ociosamente y entremetiéndose. Tras sus indicaciones, señala:


14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.

No hay por qué pensar que el v. 15 sea menos importante que el 14. Realmente son un todo. En el 14 dice lo que hay que hacer, y en el siguiente cómo hacerlo, con qué espíritu. ¿La medida es drástica? Sí, y necesaria. ¿Es una forma de atacarle como persona, buscando quitarle de en medio, destruirlo, como un enemigo? En absoluto. La medida nos podrá parecer drástica, pero no deja de ser una forma de llamarle la atención como a un hermano. Un hermano es familia, y se le ama. Así es como se hace, es eso lo que dice Pablo. Él, que era entristecido por este tipo de cristiano, se compadece de la tristeza que luego siente por haberla causado, por haber recibido el rigor de la medida, y encomienda a sus hermanos entonces, no solo perdonarle, sino asimismo consolarle, animarle. Esto es amor. Y para volver a ilustrar este argumento, reafirmar todo lo que hemos dicho en este artículo y cerrarlo, leamos en 2ª Co. 7:9 ss.:

9. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
10. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
11. Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
12. Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.
13. Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros.

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

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